martes, 7 de agosto de 2012

He vuelto (vol. 3): 1º Aniversario



En mayo, mi novio y yo cumplimos un año juntos y lo celebramos con una cena y un fin de semana en un balneario. De hecho, empezamos a celebrarlo el 3 de mayo pasando el día en El Saló del Còmic, donde nos conocimos en persona. Más simbólico (¡y friki!) imposible. Y por la noche fuimos a cenar. Él no sabía nada, ya que era una sorpresa que le había preparado. Le llevé al Visual Restaurant, un restaurante panorámico de Barcelona.

Ninguno de los dos habíamos estado nunca, y la verdad es que nos gustó mucho! Estábamos en una mesa situada en frente de la ventana, y desde nuestra posición de podían ver unas magníficas vistas de Barcelona. 

Creía que iba a ser el típico restaurante donde te ponen un plato de 56 cm de diámetro con algo parecido a una boñiga de pato en el centro. ¡Pero no! La comida era espectacular. Los platos estaban bastante elaborados, combinando diferentes sabores y texturas. 

Y esto es lo que cené: *busca en la web del restaurante porque son unos nombres tan largos que ni se acuerda*

  • Carpaccio de bacalao con tomate, aceite de espinacas y cebolla caramelizada 


  • Salmón crujiente con queso Idiazábal y trigo tierno
  • Surtido de helados: chocolate, mandarina y vainilla (¡creo!)

Cómo podréis comprobar, le pegué un bocao al helado de mandarina antes de hacer la foto =D

Al día siguiente por la tarde nos preparamos las cosas y nos dirigimos al Balneari Prats. Tampoco habíamos estado en un balneario, y lo primero que vimos cuando llegamos allí fue a un montón de abueletes en albornoz pululeando por todo el recinto. Nos cambiamos y fuimos a la piscina, que pudimos disfrutar muy poco porque se estaba nublando mucho.

*ComoPilleAlHijoPutaDeMurphyLeRevientoLaBocaAñalskdñas*

Al día siguiente nos hicimos una moñez de estas... ¿cómo se llama? ¡Una envoltura de orquídea! O sea, te embadurnan en crema de orquídea, te envuelven con una toalla rollo momia y te dejan ahí 20 minutos. La verdad es que la piel nos quedó muy suave durante el día.

Por lo visto el traje oficial de ese balneario es el albornoz, puesto que no se lo quitan ni para desayunar. Sí, sí, como lo oís. Tú estás degustando tan tranquilo tu zumo de naranja, tu café con leche y tu tostada con embutido, cuando en la mesa de al lado se te sienta una parejita de abueletes entrañables con el albornoz a juego. Si me parece muy bien, es lo más cómodo... Pero no quiero estar comiendo mi croissant con mantequilla y que al abuelete se le desabroche accidentalmente su albornoz, dejando entrever su... croissant... ¡Que no! A desayunar todos vestidos, ¡coño ya!

Por cierto, y hablando de desayuno... Era el típico buffet libre, donde puedes pasearte por las diferentes mesas llenas de bandejas de comida, arrasar con todo y ponerte como un verdadero cerdo. Había cestas con diferentes tipos de pan, bollos y bizcochos, distintas variedades de embutidos y queso, mantequillas y mermeladas, máquinas de café y zumos, fruta, etc. La cocina también estaba abierta para hacerte el típico desayuno inglés, con tostadas, huevos y bacon, por ejemplo.




Nos pasamos todo lo que quedaba de día en la piscina, relajándonos en la terraza, tumbados en las hamacas y tomando cócteles (Nivel de alcohol en sangre +1). 




Por la noche fuimos a cenar una torrada gigante con algunas tapas, todo acompañado de un vino de mesa (Nivel de alcohol en sangre +5). Casualmente era la fiesta mayor del pueblo, así que nos unimos al pasacalle con los gegants, las brujas y demás vecinos. Recorrimos varias calles hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento, donde nos tomamos algunas birras (Nivel de alcohol en sangre +10).

En la plaza había montado un pequeño escenario en el que más tarde tocó la típica orquesta de pueblo versionando temas variados. Sí, llevábamos unas copichuelas de más y sí, estábamos contentillos. Sólo diré que acabamos bailando el "Ai Si Eu Te Pego" (Nivel de alcohol en sangre +1326546).

A la mañana siguiente, aún resacosos perdidos, desayunamos y, aunque teníamos que dejar nuestra habitación a las 12h, nos dejaron quedarnos hasta que quisiéramos. Y así lo hicimos. Nos daba tanta penita irnos, que aprovechamos hasta la hora de comer para tumbarnos en las hamacas de la piscina y disfrutar de los últimos momentos en ese maravilloso sitio.

Fue la primera vez que íbamos a un balneario, pero después de lo bien que lo pasamos, no será la última!

1 comentario:

  1. Que bonito aniversario: cenita, balneario, desayuno de buffet libre (¡¡¡me encantan!!) y de fiesta luego un rato por ahi. Se ve que os lo pasasteis bien.

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