domingo, 18 de septiembre de 2011

Francia 2011 - Preparativos

Todo empezó a finales de agosto con una simple frase:
Puedo pillarme unos días de vacaciones. ¿Hacemos algo?
Yo empezaba el curso el día 19, así que tenía que ser durante las dos primeras semanas de septiembre. Finalmente elegimos el fin de semana del 10 hasta el día 14. 

No sabíamos si pasarnos los 5 días haciendo el perro, o ir a hacer excursiones. Pero al final a alguien se le iluminó la bombilla y se le ocurrió la genial idea de coger el coche e ir en plan campero por Francia. A mi al principio no me hacía mucha gracia, pues no me atraía la idea de pasarme 72342 horas encerrada dentro de un coche. Pero luego pensé: 
¿Qué coño? A saber cuando volveremos a tener una oportunidad como ésta, y para hacer excursiones de un día ya tenemos los fines de semana.
Así que dicho y hecho. Empezamos a mirar posibles destinos, y entre ellos teníamos:


1. Valle del Loira
2. Ginebra
3. Provenza / Costa Azul


Me gustaba mucho la idea del Valle del Loira, ya que dicen que es una zona muy bonita llena de castillos. Pero nos tiraba para atrás la distancia, pues nos quedaba a más de 10 horas en coche, y teniendo sólo 5 días, sería ir un poco justos de tiempo, al igual que Ginebra.

Así que finalmente nos decidimos por hacer un tour por el sur de Francia, lo que es la zona de la Provenza y la Costa Azul.

Visitamos algunos foros de viajeros para echar un vistazo sobre cuáles eran las ciudades y los lugares que no nos debíamos perder.

Empezamos a hacer la lista de las cosas que nos teníamos que llevar, y nos dimos cuenta de que, para irnos en menos de una semana, no teníamos ni tienda de campaña. Así que al día siguiente hicimos una escapadita al templo sagrado de todo deportista, al Decathlon. 

Sí. Allí dónde puedes encontrar desde al mochilero profesional al que le gusta pegarse esas caminatas de la hostia, abrirse las piernas con hortigas y la cabeza con pedruscos, hasta al típico que se ha cebado como un cerdo durante todo el verano y ahora quiere bajar peso apuntándose al gimnasio del pueblo, pasando por el campero masoquista que parece que le dé morbo que le piquen cuantos más bichos mejor. 

Nosotros supongo que entraríamos en la segunda categoría. Sí, la de los camperos masoquistas-bichiles. Tenemos fobia a los insectos, no nos gusta hacer vida social con ningún tipo de bichejo, corremos como nenas cuando vemos aparecer una avispa, insultamos a los mosquitos que nos zumban en el oído, nos damos de hostias a nosotros mismos cuando una polilla restriega sus alas en nuestra cara... Pero aún así, nos emocionaba la idea de irnos unos días de camping. 

Porque no hay nada mejor que perder 2 horas al día montando y desmontando la tienda de campaña.

No hay nada como levantarse a las 8 de la mañana con ese frío de la hostia que te pone los pezones como para rayar cristales.


Que todo el camping te vea ir hacia los baños en pijama de ositos (con la camiseta por dentro del pantalón y los calcetines por encima) con tu neceser entre las manos y tu cara de zombie hambriento. 

Tener que dar los buenos días a todos los demás camperos aunque no los hayas visto en tu puñetera vida.

Ducharte y cambiarte en esos baños públicos mientras una araña posada en su telaraña te mira desde la esquina cual voyeur mientras se zampa un bicho montañil no identificado que acababa de pasar por allí. 

Encender el camping gaz y esperar 78236 horas a que se haga el café en tu magnífica cafetera Oroley mientras los mosquitos te pican y se ríen en tu cara.



¿No digáis que no dan ganas de irse ya mismo?

Total, que una vez allí, compramos la tienda de campaña. Pero no una cualquiera, no. Éste pedazo de tienda: 




No sabíamos si comprar una de 3 plazas o una de 4, pero dado que los colchones que nos íbamos a llevar ocupaban bastante, nos recomendaron que nos quedáramos con esta de 4. Es bastante grande, con un pequeño porche en la entrada en el que quedarse si llueve y con mosquiteras para que los bichos no den por saco. Y sí, esta tienda está bien para 4 personas siempre y cuando seáis hobbits y os guste dormir con el aliento de vuestro compañero en la nuca. Pero en nuestro caso, como sólo éramos dos, dormimos la mar de bien ahí dentro, sin agobio ni sensación de claustrofobia.


También compramos un pack de utensilios de cocina en el que venían dos cazos (que me cargué el primer día, sin querer -_-), dos platos de aluminio (que se rayaron nada más mirarlos) y dos tazas de plástico (que casi no utilizamos porque bebíamos directamente de la lata, a lo guarro).


Y con esto ya lo teníamos todo. Era lunes, y sólo quedaban 5 días para empezar estas mini-vacaciones improvisadas.


Tic, tac, tic, tac! Combustion is coming!!

jueves, 15 de septiembre de 2011

I'm back (again)!

29 de abril. Sí, lo sé, hace casi 5 meses que no actualizo el blog. Torturadme, si queréis. Enviadme una horda de zombies o de polillas. O mejor aún, enviadme a Bear Grylls con un gusano en la mano gritando: "¡Sabe a pus, sabe a pus!". Es lo que me merezco por haber dejado esto abandonado durante tanto tiempo.

Sé que es duro ir al baño y no tener ninguna entrada nueva de La Loca de Singapur para leer. Pero mira, siempre quedaran otras cosas para distraerse: ver caras en las baldosas del suelo, leer las etiquetas de los champús o de los prospectos de los medicamentos que guardáis en los cajones. Esto último es efectivo, ya que leer los efectos secundarios acojona bastante.

Bueno, total, a lo que iba, que me empiezo a ir por las ramas y al final acabaré publicando 5 entradas el mismo día hablando de mis idas de olla, que me conozco.

Si no he escrito durante estos meses ha sido porque empecé con algo que me ha tenido bastante entretenida, y con la cabeza en otro sitio. Es más, ni siquiera estaba inspirada para pegarme una sesión de fotos como las que hacía antes.

De hecho, este próximo lunes día 19 empiezo el Ciclo Formativo de Gráfica Publicitaria que tantas ganas tengo de hacer, del cual ya hablé aquí, así que estaré más ocupada aún. De todas formas intentaré encontrar huequecillos para ir actualizando el blog, ahora que he vuelto a empezar. No quiero que tengáis que conformaros con leer los prospectos de los medicamentos, y mucho menos que me enviéis al flipao de Bear Grylls

Como he dicho anteriormente, este verano ha sido entretenido y bastante movidito. De hecho, hacía tiempo que no pasaba un verano tan genial como este, sobretodo por las mini-vacaciones improvisadas de las que acabo de volver. Así que, aprovechando que aún lo tengo fresco, en la próxima entrada escribiré la reseña de este viajecito, documentándola con algunas de las fotos que hice.

Sí, será como una de esas situaciones en las que el típico amigo o compañero de trabajo plasta te engancha y te explica detalladamente todo el viaje, restregándote por la cara los sitios por los que ha pasado, los lugares en los que ha estado, los pedazo hoteles en los que se ha alojado, los almuerzos/cenas que se ha pegado y las borracheras que ha pillado, haciéndote tragar, como no, las 486312 fotos que ha hecho. Y mientras, tú, aguantando todo el chaparrón con tu mejor sonrisa Profident.

Pues aquí es exactamente igual, yo soy la colega plasta y vosotros sois esos seres indefensos a los que voy a hacer perder media hora de vuestras vidas escuchándome hablar de mis maravillosas vacaciones. La diferencia es que, en este caso, podéis huir de la tortura antes de que sea demasiado tarde, es lo que tiene el mundo 2.0.

Así que, ya sabéis, quedaos o huid. Aún estáis a tiempo.

Y bienvenidos de nuevo :-)